Los
infusores o bombas de insulina son dispositivos que, como lo dice su nombre,
suministran insulina de forma constante. Su nombre puede causar curiosidad,
conmoción o percepciones erróneas de lo que en realidad son.
Aclaremos algunas:
1.No es un
páncreas artificial: Comparar una bomba de insulina con un páncreas es
arriesgado. Un páncreas tiene una función muy compleja, una parte exocrina y la
endocrina que es la que nos falla a las personas con diabetes. Hay dos hormonas
importantes en el control de la glucosa: la insulina (baja la glucemia) y el
glucagón (sube la glucemia) que se complementan y con un trabajo conjunto con el
hígado logran dosis exactas para mantener los niveles adecuados de glucemia.
Aunque se intente con toda la tecnología, lo único exacto y preciso por ahora es
un páncreas real. Aunque la tecnología de las bombas de insulina ha avanzado,
como suspensiones en hipoglucemia o administración automática de insulina en
hiperglucemias también posible gracias a los monitoreos continuos de glucosa, llegar a ese nivel de precisión sigue siendo un reto.
2.No va
conectado al páncreas: La administración de la insulina siempre se ha hecho de forma subcutánea. En algún momento se intentó que las bombas de
insulina se llevaran por dentro del cuerpo, pero tenía muchos inconvenientes
empezando por la intervención quirúrgica para lograrlo. La bomba de insulina se
conecta de forma subcutánea a la piel,
ya sea del abdomen, brazos, o piernas, los mismos lugares que se usan para las inyecciones
de insulina, con una cánula flexible que se cambia por una nueva, por lo general, cada 3 días.
3.No es
permanente: La bomba de insulina es un dispositivo que debemos usar de forma
continua, pero no es permanente, es decir que se puede quitar o poner cuando lo
requiramos. Como se explicaba en el punto anterior, se conecta con una cánula
que va pegada con un adhesivo a la piel. Cuando se retira el adhesivo ya no se puede
reutilizar, se debe cambiar por uno nuevo. Dependiendo el modelo, estilo y tipo
de bomba de insulina, son resistentes al agua o se retira una parte de esta
para poder estar bajo el agua.
4.No es
autónoma: El objetivo de usar un infusor o bomba de insulina es mejorar el control de la
diabetes, pero no se logra con solo ponerla en nuestro cuerpo. Es necesaria una
configuración, que lleva tiempo, según las necesidades del usuario. Es
personalizada. Aunque el dispositivo maneja sus algoritmos para determinar
dosis de insulina, el trabajo es nuestro. Sin la educación diabetológica y disciplina
requeridas, sólo se convierte en un objeto, en vez de una herramienta.
5.No es la cura de la diabetes: Son la última tecnología para el manejo de la diabetes, pero no curan la diabetes. Aunque con los infusores o bombas de insulina se puede ser más detallado en la administración de insulina y los monitoreos continuos de glucosa nos emiten alertas y alarmas para saber cuando sube o baja la glucemia, éstos no evitar tener hiperglucemias o hipoglucemias, sólo nos avisan para que nosotros mismos determinemos qué paso seguir. Seguimos pendientes de nuestra diabetes, incluso más que sin estos dispositivos. Así que si pensamos que nos libramos de la diabetes con usar una bomba de insulina, no es así.
6. No evita las hiperglucemias: La administración de la insulina es más precisa con una bomba de insulina y junto a un monitoreo continuo de glucosa nos permite actuar prontamente ante una hiperglucemia o hipoglucemia, pero eso no significa que nunca más vayamos a tener una o la otra, porque el manejo de la glucemia depende de muchos factores.
6. No evita las hiperglucemias: La administración de la insulina es más precisa con una bomba de insulina y junto a un monitoreo continuo de glucosa nos permite actuar prontamente ante una hiperglucemia o hipoglucemia, pero eso no significa que nunca más vayamos a tener una o la otra, porque el manejo de la glucemia depende de muchos factores.
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