Las Aventuras de Nute, la gatica con diabetes tipo 1

Las Aventuras de Nute, la gatica con diabetes tipo 1
Libro ilustrado

domingo, 16 de septiembre de 2018

Miedo a las complicaciones de la diabetes



¿En qué momento pasaron 14 años desde ese jueves, 16 de septiembre del 2004?

Tengo aún presente en mi mente los días que estuve internada en la clínica y me dieron el diagnostico de diabetes tipo 1. Fue un irreal. Recuerdo aún los moretones en la barriga por la torpeza de las inyecciones de insulina. Recuerdo la NPH y la angustia de tener que comer a determinadas horas del día. Recuerdo la alegría de encontrar en los supermercados la etiqueta "apto para diabéticos". Recuerdo tener que ir al baño a aplicarme mi inyección para que no me observaran. Recuerdo ir a charlas y que los asistentes (mayores que yo) se sorprendieran que yo tuviera diabetes a mi edad. Negaba llevar un dispositivo pegado para que no me recordara mi diabetes. Con saber cómo funcionaba un páncreas creía que lo tenía todo controlado. Recuerdo sentirme inmortal porque aceptaba mi condición.

14 años después la diabetes se ha mimetizado en mi vida. Es real. Mis abdomen sigue con marcas pero más sutiles. Llevo ese dispositivo que no me gustaba porque no se puede ocultar que soy la responsables de la parte endocrina de mi páncreas. Hoy lo llevo pegado como calcomanía. Ya no me dejo definir por la industria de alimentos con sus etiquetas, elijo libremente qué comer. Cada año (qué digo, cada día!) la diabetes me deja una enseñanza, y me recuerda que no soy perfecta. Conozco a más personas como yo y aprendo de ellas, y me maravillo de su fortaleza y logros, pero también me siento identificada con sus frustraciones. Y aprovecho para confesar: es la primera vez que tengo miedo, no soy inmortal.

Pasan los años, y me empiezo a sentir frágil, muchas veces incapaz, y con temor a lo que siempre nos recalcan: una complicación.

Me recorre la mente el tiempo y pienso que cada vez, tal vez, me estoy acercando a una complicación. Cada vez que veo los resultados de los exámenes mi corazón late y teme ver un asterisco (cuando se sale del rango los valores normales). Cada vez que veo una cifra alta en mi glucómetro y veo en mi monitoreo continuo que la glucemia no baja, me angustia. No quiero sentirme culpable de lo que pueda pasar.

Pero eso no me intimida y no me desanima, al contrario, confío más en lo que he aprendido y en mi disposición a intentarlo. Aunque no pretendo llegar a la perfección, sólo un páncreas lo es.

También me motivan otras experiencias, personas con diabetes que me superan en años de diagnostico y aquellas que viven con una complicación y la han superado con fortaleza.

No temo sentir miedo, sin importar los asteriscos, mi valentía sigue intacta.

¡Feliz diabecumple para mí!







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