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Imposible, ¿verdad?
Así es como me sentía sin el monitoreo continuo de glucosa. Aplicar la
insulina en un parpadeo e ir a ciegas hasta la próxima glucometría, eso es 2
horas después de desayunar, almorzar, cenar o si algún síntoma o presentimiento
me inducía a medirme la glucemia antes. Y así evitar una hipoglucemia o hiperglucemia
o darme cuenta que ya estaba en una de ellas.
Ahora, cuando veo la pantalla de mi bomba de insulina con los datos
frescos del monitoreo continuo de glucosa imagino el interior de mis venas, y
cómo la glucemia se pavonea por toda mi sangre.
¡Eso da tranquilidad! Me permite pensar en otras cosas y no en qué valor
estará mi glucemia o en qué momento se me irá la fuerza por una hipoglucemia o
esa pesadez en mi cabeza cuando tengo hiperglucemias. Los datos en GCM (monitoreo
continuo de glucosa) de Medtronic se actualizan cada 5 minutos, ¡¡¡¡5 minutos!!!!,
imposible medirme capilarmente la glucemia cada 5 minutos, mis dedos no lo
soportarían, y mi tiempo se destinaría sólo a eso (y ni qué decir de las
tirillas que no tendría para eso).
Un complemento para las 6 glucometrías diarias que tengo que realizarme,
porque tener el GCM no reemplaza mi glucómetro ni queda relegado en el olvido.
Son como el dúo dinámico, porque para que el GCM funcione perfecto se requiere
calibrarlo con el resultado que arroje la glucemia capilar. Cabe anotar que el
GCM mide la glucosa en el líquido intersticial.
Puedo decir que el monitoreo continuo de glucosa me abrió los ojos a una
nueva forma de entender lo que pasa con mi diabetes, y las curvas de glucemia que
antes era una incógnita.
(Este artículo es una experiencia personal, si quieres compartirlo recuerda incluir la fuente: www.blogdiabeticotipo1.blogspot.com por Carolina Zárate)