Y sigo celebrando la cuenta...Ya van 8 años con diabetes y sigo recordando con un poco de melancolia ese instante que cambió mi vida por completo.
Hago un balance de ese momento hasta el ahora, y en vez de resaltar las tristezas, angustias, impotencias o depresiones, destaco todo lo positivo. Y es aquí donde muchos que me han hecho saber su incomodidad de mis conteos, empiezan a armarse para expresar su indignación con mi celebración.
No celebro tener diabetes, si esto le sirve de reflexión, motivación o más críticas a alguien, nadie quiere tener una enfermedad y menos de por vida, pero como seres humanos estamos expuestos a todo tipo de enfermedades y esta fue la que me toco.
Celebro que exista un tratamiento aunque aún no haya una cura, hay muchas enfermedades denominadas como "raras" a las que les siguen buscando alguna forma de controlarlas. Además, celebro tener diabetes en esta época, antes de 1921 nadie conocía la insulina, por lo que la expectativa de vida no eran años sino semanas.
Celebro la fortaleza que me ha acompañado durante estos años, mis logros, cada obstáculo superado, cada reto propuesto. Cuando abro los ojos cada mañana, agradezco la oportunidad de tener un nuevo despertar, así que valoro cada día de mi vida, valoro y cuido cada célula de mi organismo, porque sé que algún día se puede deteriorar, valoro el poder hacer las cosas por mi misma, cosas que parecen tan sencillas como lavarse los dientes, o respirar.
No se puede ser tan egoísta de sentir lastima por si mismo y ubicarse en la posición de víctima, cuando hay personas que tienen verdaderas limitaciones y aún así se esfuerzan por superarlas.
Por esto, es que agradezco tener diabetes en una zona geográfica donde hay provisiones de insulina, así tenga que enfrentarme a procesos largos para obtenerla, contrario a países como India, Afria o Nepal donde el suministro de insulina es limitado, y muchos tiene que recorrer kilómetros sólo por una inyección. O tienen inconvenientes para refrigerarla, porque no tienen donde almacenerla, así que sólo el hecho de tener una nevera me hace afortunada.
Seguramente pensarán que no me gané una valiosa lotería, pero ha sido más lo ganado que lo perdido, y viendo los hechos, prefiero celebrar lo que tengo y dejar de lamentarme por lo que no.
Así que espero seguir contando más años y celebrando, y a quienes les incomode esta situación y piensen que sólo me doy moral, no intenten contagiar sus energías negativas agrediéndome, respeto su sentimiento, pero no intenten opacar la felicidad de quienes tratamos de enfocarnos en lo positivo, es más gratificante un placebo mental curativo que una amargura limitante que no me permita disfrutar el presente y mucho menos pensar en un futuro.
¡Salud!
¡Gracias a mi familia por siempre apoyarme!