La jeringa: Es utilizada para introducir cantidades pequeñas de gases o líquidos en áreas inaccesibles, al proceso de administración de estas sustancias se le denomina inyección. Existen diferentes tipos de jeringas de acuerdo a su finalidad.
Para los diabéticos tipo 1, es la herramienta fundamental al igual que para aquel diabético tipo 2 que necesite inyectarse insulina. Aunque existen esferos de insulina que usan una aguja más pequeña, sin necesidad de la tradicional, la jeringa no ha sido desplazada, y la seguimos usando muchos insulinodependientes.
Desafortunadamente, este tipo de jeringa especial para insulina, es usada por muchos consumidores de heroína para inyectar su droga; así que es irónico ver como los diabéticos usamos este instrumento para mantenernos con vida mientras que otros la usan para destruirse. Pero lo más infame del asunto no es la utilización de las jeringas por parte de los drogadictos, sino la poca información de las personas para atreverse a confundirnos con dicho segmento.
La mayoría de diabéticos llevan consigo jeringas, ya que por obligación debemos inyectarnos insulina a diferentes horas del día, es como llevar nuestro páncreas en el bolsillo siendo más importante que cualquier otro elemento -significa como para muchos las llaves, el dinero o el documento de identidad- no podemos salir sin este. Muchos asocian la jeringa con consumo de drogas psicoactivas, así que es muy común que la gente nos observe con cierta desconfianza y en casos más extremos que nos nieguen la entrada a algunos lugares, creando un ambiente discriminatorio, y todo por la ignoracia.
En cierta ocasión, en un parqueadero de un centro comercial, estaba en mi auto y era hora de mi inyección, así que procedí a aplicarme la insulina, y el vigilante del lugar, se acercó para ver que sucedia, con el walkie talkie en su mano, listo para acusarme. A un colega diabético colombiano, no sólo le negaron la entrada a un concierto sino que se lo llevaron para una exhaustiva requisa por parte de la policía.
SOMOS DIABÉTICOS, NO SOMOS DROGADICTOS, así que en lo único que podríamos hacer un comparación sería en que nosotros tampoco podemos vivir sin nuestro medicamento -la insulina- y eso no es un delito.