Un día como hoy, Jueves 16 de Septiembre, mi vida dió un giro inesperado, empezaba el conteo de lo que hasta hoy son 6 años con diabetes. Un día que nunca olvidaré por más que lo intente, porque no fue un acontecimiento pasajero, fue un momento que cambiaría y sería parte mi vida para siempre.
Eso me recuerda el filme de ciencia ficción "Matrix", una historia donde las personas vivimos en una realidad que no es en realidad, la verdadera realidad, sino que estamos conectados por medio de un cable a nuestro cerebro y nos hace creer que vivimos en un mundo que nos parece real, uhm...un poco complicado cuando todo lo que has conocido hasta ahora cambia por completo en un segundo. Esto le pasa a Neo, el protagonista de la película, quien pensaba que era un tipo con una vida "normal" y de repente luego de algunas pistas esta sentado frente a frente con Morfeo, observando dos píldoras, una de color azul y otra roja: "Si te tomas la roja, descubrirás la verdad” dice el hombre refiriéndose al mundo real, el que no conocemos. Neo puede escoger entre estas dos pastillas y determinar su destino, con la píldora azul se queda con su vida actual pero con un poco de curiosidad y temor toma la roja.
Ojalá hubiese tenido esa opción en el hospital el día que me diagnosticaron diabetes, me imagino sentada frente a frente con el doctor diciéndome: "Carolina, tienes diabetes así que si te tomas la píldora azul, la historia acaba, despiertas en tu casa, creyendo que esto sólo ha sido una pesadilla, continuas con tus planes para esta noche y sigues tu vida como la conoces, sin jeringas, ni nada de eso. Si tomas la roja, ingresas a este dulce mundo, y sabrás que tan alto puedes tener el azúcar”. Sin dudarlo hubiese escogido la azul, pero sin opción tuve que tomar la píldora roja. Desde ese momento desenchufaron mi cerebro de esa máquina que me mantenía en una realidad en la cual me sentía cómoda para despertar en un lugar desconocido, en un mundo extraño, tratando como Neo de procesar toda esta información y comprender cada término para lograr adaptarme a las reglas de una nueva realidad que poco a poco he ido descubriendo mientras sigo recorriendo este agridulce mundo.
No puedo negar que muchas veces he deseado ser conectada de nuevo a mi antiguo mundo, como lo quiso Cifra en la saga, olvidarme de toda esta complejidad para no tener que preocuparme por mantener este cuerpo en pie por medio de mediciones, cálculos y chuzones, pero así no funciona, por más que quiera negociarlo me es imposible desinstalar el programa diabetes de mi cuerpo. Hoy, seguramente en la habitación de un hospital, en una ciudad al azar, hay otra persona que esta siendo desenchufada de su matrix para descubrir lo que es vivir una realidad con diabetes y tal vez en algún momento cada uno en nuestra lucha diaria veamos sin mucho esfuerzo aquel código ya descifrado que nos indique el mensaje del porque hemos sido cada uno los elegidos para estar en la DIABETRIX.
