(Aplica a otras especialidades)
Querido doctor:
"Primero gracias por haber escogido esta profesión. Sé que no es sencillo ponerse en mis zapatos, sin saber realmente lo que se siente tener diabetes. Sin sentir en su cuerpo la debilidad cuando tengo una hipoglucemia, y sin tener la depresión de no obtener el resultado de glucometría perfecto. Sé que quisiera que mis glucemias siempre estuvieran dentro del rango como si fuera una persona sin diabetes (yo también lo quisiera). Sé que cuando ve mis resultados piensa que no estoy poniendo de mi parte o no estoy haciendo mi mayor esfuerzo, pero debo confesarle algo que en su consultorio no me atrevo a decirle:
La diabetes me acompaña las 24 horas del día, no solo la tengo cuando estoy en su consultorio y muchas veces quisiera quitármela de encima porque el peso a veces no lo puedo sobrellevar. Hay días que salgo con muchas dudas de su consultorio y que no puedo preguntarle porque el tiempo no lo permite o me da vergüenza hacerlo porque me habla en esos términos raros que ni entiendo. Tampoco le digo que la insulina no me alcanza y tampoco las tirillas, la verdad incluso a veces no tengo ni insulina ni tirillas porque el seguro no me las da o no tengo dinero para costearlos por mi cuenta. También evito decirle que tengo problemas con mi pareja o peleas con mi familia, y que en el trabajo tengo mucha carga laboral. Ni que decir del acoso del que puedo ser victima en el colegio, la universidad, o el trabajo, o cualquier otro entorno social. A veces siento que no puedo dialogar con usted porque solo mira su computadora, entonces busco ayuda en otros que me recomiendan tratamientos o curas que me da curiosidad probar. Cuando sigo sus indicaciones muchas veces me equivoco o cuando las sigo al pie de la letra tampoco obtengo el resultado esperado. No es que yo sea caprichosa(o), pasa que muchas veces la diabetes lo es. Tampoco le digo que me frustro porque me regaña. Me gustaría estar más motivado(a) al tener cita con usted, pero me da más angustia saber que va a tratarme sin ninguna empatía.
No me culpe. Ayúdeme a comprender lo que me indica, asegúrese que la información que me ha dado es la misma con la que salgo de su consultorio. Pregúnteme antes cómo me siento, antes de pedir mis glucemias. Dialoguemos y escúcheme más"
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