6 de abril 2017
Nota: Este espacio es personal, de una paciente con diabete stipo 1, por lo que no está constituido de verdades sino de opiniones. No reemplaza la consulta médica.
La diabetes es un trabajo físico pero también metal. Cuando se habla del tratamiento de la diabetes se menciona la medicación, el automonitoreo (medir la glucemia varias veces al día), la actividad física y la “dieta”. Y ya se empieza a poner más atención en la educación diabetológica.
La diabetes es un trabajo físico pero también metal. Cuando se habla del tratamiento de la diabetes se menciona la medicación, el automonitoreo (medir la glucemia varias veces al día), la actividad física y la “dieta”. Y ya se empieza a poner más atención en la educación diabetológica.
Pero sigue sin ser suficiente. No sólo se trata de aprender a inyectar la
insulina, conocer el conteo de carbohidratos, o de analizar los resultados de
las glucometrías para saber cómo actuar ante una hiperglucemia o hipoglucemia.
Para poder concentrarnos en eso y hacerlo con toda la disposición, se
requiere un trabajo mental, y con eso se puede suponer que no sólo es supervisar
la glucemia sino asegurarnos que la parte emocional también “esté en rango”.
Pero no pensemos que se trata de la inventada "diabetes emocional" (las emociones impactan directamente en la glucemia pero no es un tipo de diabetes) ese tipo no existe. Se trata de cómo nos preparamos interiormente para llevar una vida con diabetes.
Recuerdo cuando me diagnosticaron con diabetes tipo 1, nunca me preguntaron cómo me sentía emocionalmente. Sólo se concentraron en ver que podía inyectarme por mí misma la insulina. Muchos interrogantes nos llegan en ese momento, y no precisamente sobre el tratamiento, sino cómo será nuestra vida de ahí en adelante y cómo lo afrontaremos.
Y así como la diabetes puede afectar unos aspectos de nuestra vida, también puede pasar a la inversa. No todo se centra en la diabetes.